Los juegos de mesa son un clásico en la infancia de casi todos. Desde los juegos con cartas, el dominó y el ajedrez, ya más grandes, hemos experimentado una partida, ganando o perdiendo, colaborando o compitiendo.

 

Pese a eso, existen muchas dudas respecto de la edad aconsejable para iniciar a los niños en los juegos de mesa. Muchas veces se subestima su capacidad para entender reglas, respetar turnos y comprender mecánicas, sin embargo, en el amplio espectro de los juegos de mesa, existen juegos diseñados específicamente, con reglas y mecánicas sencillas, de modo de que los más pequeños puedan iniciarse en este mundo.

 

Lo fundamental, a la hora de escoger un juego de mesa para niños, es conocer y atender a parámetros como los siguientes:

 

Juegos de memoria

 

Los niños suelen contar con una agudeza visual suficiente como para participar en dinámicas de juegos que apelen a este sentido, por ejemplo, asociando imágenes. Además, no es necesario que sepan leer para jugar este tipo de juegos. Las reglas y mecánica pueden ser explicadas por alguna persona mayor, de manera que ellos puedan plegarse a la dinámica sin mayor dificultad. Un juego recomendado para potenciar la agudeza visual y los reflejos de los pequeños es el Dobble. Es un juego de cartas que consiste en encontrar objetos que coincidan, gritar su nombre e iniciar otra ronda. Las partidas son breves, así que, si los niños pierden, no tendrán mucho tiempo para frustrarse teniendo que incorporarse rápidamente para la siguiente ronda De este modo, ayuda tolerando de mejor modo la frustración y potencia la resiliencia. Se recomienda desde los 8 años en adelante. Es para 2 a 8 jugadores y sus partidas duran 15 minutos aproximadamente.

 

Juegos colaborativos

 

Es importante fomentar desde pequeños el valor del trabajo en equipo, enriqueciendo la percepción de ser parte de una colectividad, por lo que, escoger juegos con mecánicas que favorezcan la colaboración como medio para conseguir los objetivos, es fundamental en el desarrollo de los niños.  The Game es un juego que potencia el trabajo cooperativo de los participantes. Cuenta con 98 cartas y el objetivo de los jugadores es deshacerse de todas en 4 pilas de descarte, una de ellas en orden ascendente y las otras, descendente. Durante el juego, los participantes pueden advertirles a los compañeros que no jueguen en tal o cual pila o aconsejarlos respecto de algunas acciones, pero de ningún modo pueden revelar los números exactos de las cartas de su mano. Se recomienda para niños desde los 8 años. Es para 1 a 5 jugadores y sus partidas duran aproximadamente 20 minutos.

 

Juegos familiares

 

El involucrar a todos los miembros de la familia en una partida, puede ser un gesto significativo en la infancia de los niños, que no se sentirán marginados ni subestimados, pudiendo, además, aprender de los otros en un espacio común, de manera simétrica, como un par. Por esto, para iniciar a los niños con los juegos de mesa, es una buena opción preferir juegos familiares. ¡Aventureros al Tren! Europa es un juego que posee una mecánica sencilla. Cada participante deberá, a través de cartas de ciertos tipos de vagones, construir vías de ferrocarril que unan distintas ciudades a lo largo y ancho de Europa, ganando quien se convierta en el mayor magnate ferroviario del viejo continente. Contiene un tablero con el mapa de Europa, vagones y cartas. Está pensado para niños desde los 8 años. Pueden participar de 2 a 5 jugadores y las partidas se extienden por 45 minutos aproximadamente.

 

Considerar la edad del público objetivo también es prudente, ya que, si el niño no puede comprender el juego debido a que está pensado para una edad mayor, puede frustrarse con facilidad, desmotivarse y negarse en el futuro de participar de este tipo de instancias.

 

¿Cuáles son los objetivos de los juegos de mesa para niños?

 

 

Los juegos de mesa en la infancia pueden desarrollar distintas dimensiones de los niños como la capacidad de imaginar, comprender y seguir reglas, respetar los turnos, desarrollar estrategias, aprender a tomar decisiones, tolerar la frustración, reforzar la autoestima, entrenar la paciencia, desarrollar el pensamiento lógico y estrechar los vínculos familiares.

 

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